Psss y qué querés con esos padres....!

Ya les conté que mis varones empezaron primer grado?
Si... todo un momento histórico.

Ayer lunes Juli lloró y lloró y lloró tanto que finalmente Diegote resolvió que se lo llevaba con él.
Contra todas las teorías reinantes, se lo llevó.
Hasta a mí me pareció una medida.... muy original...

Los métodos extorsivos no funcionan con mis hijos.
No se si porque no los usamos mucho, o porque (te juro que los entiendo) no hay cosa en el mundo que me quite este dolor de panza que tengo por el gran miedo que tengo en este momento... por lo tanto, ni aunque me traigas a Barbi en persona voy a moverme ni un milímetro de "NO ENTRO" (es mas... Juli le decía a Diego "nunca voy a tener esa caña de pescar, porque nunca voy a entrar en el colegio BUAAAAAAAAAAAA")

Y qué hacemos? Porque al colegio tiene que ir. Eso lo tenemos claro. Pero por qué así? por qué a la fuerza? por qué con esa angustia? por qué solo?
Algo me iluminó.
Lo dejé con la maestra integradora, que lo engañó... porque le dijo que iba a ver al hermano y volvía con nosotros. Y nosotros nos fuimos a la puerta. Y eso no se le hace a un nene que está muerto de miedo.
Yo - lo confieso con cierta vergüenza- pensé que podía funcionar.
Es ridículo, claro, que esperaba? que se olvide de mí????? En realidad creo que sabía que no funcionaría, pero permití hacer la prueba. Pero no. No funciona.
Volví corriendo, entré en el aula, y pensé que no tenía que sacarlo de ahí, porque cuanto más tiempo pasara fuera, menos iba a entender después. Si él no tiene que salir, entonces tengo que entrar yo. Así de corto. Que no se quede solo.
Así que en un rapto de iluminación le dije a la maestra, dónde se puede sentar Juli? Yo me voy a quedar con él.
Y se sentó y me senté al lado, y sacó el cuaderno y se puso a copiar... con sus lagrimitas todavia fresquitas en sus cachetes... hizo de tripas corazón y se puso a laburar. Conmigo AL LADO.

Y llegó la hora de ir a desayunar y yo le dije que no podía ir yo al comedor, pero que me iba a quedar en la puerta, si él me necesitaba, me podía llamar. Y le avisé a la maestra y a los porteros, y a todo adulto que me crucé en el camino.
Y ahí me quedé, escuchando desde afuera a la de tecnología que no paraba de gritar, y asomándome por la ventana cada tanto para que vea que yo estaba ahí.
Y el portero me decía "vaya señora, que está tranquilo"... pero esta vez no cedí.
Yo le prometí a mi hijo que me quedaba acá... y no tengo ninguna otra cosa que hacer... así que acá me voy a quedar.
Cuando salió al recreo, vino a decirme que me podía ir, que él estaba bien... así que ahora estoy en casa, escribiendo esto.

Los niños son generosos. Mi hijo es generoso. Gracias a él, pude ir otra vez a primer grado sin tener el miedo de locura que tuve la primera vez. Y entender que nada malo me iba a pasar porque yo sí puedo atravesar el colegio.
Aunque la de tecnología grite.

Él tambien puede.
Pero no hace falta que esté solo.