Cadena de sostenes
El otro día hablábamos con Lore sobre el tema de la tribu, qué sería la tribu hoy en día?
Y pasó así: el jueves yo tenía que atender a una mamá (me dedico a acompañar mamás en sus procesos de búsqueda), y cuando estaba por salir, me llama Analía para decirme que en el hospital que está mi mamá se rompió el quirófano, y que tenemos que buscar otro hospital, qué lío.
Analía es la nueva hada madrina que me conseguí, es un personaje encantador, en formato enfermera resolutiva, que me presentó mi hermana Natalia (que es otro personaje encantador y que está hipotiroidea esperando para hacerse un barrido con iodo para descartar un nuevo carcinoma), y que estaba tarde con mi mamá porque... su mañana había sido complicada.
Por qué? porque Analia tambien tiene una mamá, que está con un problema de salud grave, y había tenido que usar la mañana para ocuparse de eso, y no de mi mamá.
Estuve a punto de cancelar mi entrevista (la mamá me estaba esperando) y tocarle el timbre a Fla para que me haga upa un rato y llorar a lágrima suelta todas mis desgracias. Total, la tenía a Charo en casa abuelando a mis niños, y estaba segura de que iba a comprender que yo necesitaba que se quede un rato más.
Pero lo pensé un segundo y me dí cuenta de que no, que no era así la cosa.
Que en este momento se trataba de dar.
Que yo tenía quienes me estaban dando lo suyo para que yo pueda estar en ese momento yendo a acompañar a esta mamá. Y pensé que finalmente el universo funciona así. No era momento de ponerme yo retentiva con mis dones, era momento de entregarlos como una ofrenda a quien los necesitaba, porque así quienes tuvieran sus dones a mi disposición también podrían ponerlos en juego. Y tal vez, de esa manera, todos dando lo nuestro lográbamos convertir esta situación de mierda en algo al menos tolerable.
Incluso llegué a pensar que mis dones son. Existen. Y que a mi madre no le sirven, o no los quiere, o tal vez los quiera, pero por un lado tiene una manera tan retorcida y críptica de pedirlos que no se entiende, y por otro lado... no se si yo quiero darselos a ella... que no le van a servir.
En esas estaba cuando nuevo llamado de Analia, "tengo a un señor del Same adelante mío que dice que viene a trasladar a tu vieja a otro hospital, que ya está todo. Me subo a la ambulancia y voy con ella, te aviso cuando esté instalada".
Ok, pensé. Funciona. En todo caso, cuando termine de atender a esta mamá, si todavía me siento miserable y triste, todavía puedo pasar por lo de Fla a llorar.
Y entré en su casa, con alegría, y su bebé me saludó con alegría y la entrevista estuvo muy bien, y yo estaba concentrada en lo que esta mamá me decía y pude -finalmente- encontrar junto con ella, una pequeña gran respuesta a un problema que para ella era inmenso. Y ella se alivió.
Y despues de eso, no necesité llorar nada.
Cuando llegué a casa, mis amigas, mis amores, habían colmado mis casillas de mensajes cariñosos, de ofrecimientos de ayuda, de oreja, de ojos... y creo que algo de esto debe ser la tribu de la que hablábamos con Lore.
La que uno se inventa para vivir más feliz.