Hoy tuve dos horas libres!
La señal se dispara cuando todo empieza a ser “demasiado”, tanto en sentido positivo como negativo. Puede haber llegado el momento de regresar a casa, tanto cuando existe demasiado estímulo positivo como cuando se registra una incesante disonancia. Es posible que estemos demasiado inmersas en algo, que algo nos haya agotado demasiado, que nos amen demasiado o demasiado poco, que trabajemos demasiado o demasiado poco. Todas estas cosas tienen un precio muy alto. En presencia de un “demasiado”, nos vamos secando poco a poco, se nos seca el corazón, empieza a faltarnos la energía y surge en nosotras un misterioso anhelo – que sólo acertamos a definir como “un algo” - que se intensifica cada vez más…
La inquietud de una mujer en este período se acompaña a menudo de irritabilidad y de una sensación de que todo está demasiado cerca como para que resulte cómodo o demasiado lejos como para que se pueda alcanzar la paz
Vamos a dejar bien claro que el hecho de regresar a casa puede ser muchas cosas distintas para muchas mujeres distintas…
…..mi amiga…. Dice que lo ha practicado y que al final, lo ha reducido a un simple “me voy”. Son las mejores palabras que hay. Pronúncialas. Y vete.
La magnitud del tiempo útil y/o necesario que se tiene que pasar en casa varía de mujer a mujer. La mayoría de nosotras no puede permanecer ausente todo el tiempo que quisiera y, por consiguiente, aprovecha el tiempo que puede. De vez en cuando, permanecemos ausentes todo el tiempo que necesitamos. Otras veces permanecemos ausentes hasta que empezamos a echar de menos lo que hemos dejado. A veces nos sumergimos y afloramos de nuevo a la superficie a rachas. Casi todas las mujeres que regresan a sus ciclos naturales procuran establecer un equilibrio entre las circunstancias y las necesidades. Pero de lo que no cabe duda es de que conviene tener una maletita a punto junto a la puerta. Por si acaso.
(el texto es de "Mujeres que corren con los lobos" - Clarissa Pinkola Estés)